martes, 14 de julio de 2009

Premio a la impunidad


Es el controvertido jefe de la flamante policía macrista. Los familiares de los muertos en la AMIA lo acusan de traición. El fiscal lo denunció por encubrimiento. La represión en 2001 y el caso Blumberg. Además: los hombres del ex represor Arias Duval que vuelven con su nombramiento
Por Carlos RomeroPara los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA, el ex comisario de la Federal Jorge “Fino” Palacios es lisa y llanamente un “traidor”. Un “Judas”, en la acepción bíblica, que en su paso por la investigación de la voladura de la mutual israelita no habría hecho otra cosa que entorpecer la búsqueda de justicia, a la vez que se mostraba condolido por sus reclamos. No se lo perdonan.En palabras del fiscal especial Alberto Nisman, que denunció a Palacios y pidió su procesamiento por “encubrimiento”, mientras el “Fino” era el detective antiterrorista estrella de la investigación, se dedicó sistemáticamente a obstaculizar las pesquisas y a correr el eje de la llamada “pista siria”, una línea que podría llevar hasta el ex presidente Carlos Menem y a figuras clave de su entorno, como Hugo Anzorreguy y Carlos Corach. El juez federal Ariel Lijo ya recibió el pedido de Nisman y en los próximos días podría expedirse en sintonía con el fiscal. Hasta ahora, siempre fue así.Entre otros delitos, Nisman acusa a Palacios de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, “destrucción de prueba” y “omisión en la persecución y represión” de los sospechosos. En su escrito destaca una serie de allanamientos malogrados a domicilios del empresario Alberto Jacinto Kanoore Edul, hombre vinculado al entorno del menemismo (por esos años en el poder) que, días antes del atentado, mantuvo contactos telefónicos con Carlos Telleldín, el reducidor de autos que aportó la camioneta Trafic que luego explotó en la AMIA. En uno de los allanamientos, los subordinados del entonces comisario Palacios llegaron con una anticipación de nueve horas a la cuadra donde vivía Edul sin ingresar a la vivienda y dándole tiempo para, eventualmente, limpiar de pruebas el domicilio. Lo peor es que, según Nisman, hay dos comunicaciones desde el celular de Palacios al teléfono particular de Edul. ¿Acaso negociando la entrega? En su acusación, el fiscal no duda: los llamados habrían sido “para advertir” del procedimiento.El antecedente, sin embargo, no modificó la decisión de Mauricio Macri de nombrarlo al frente de la nueva policía porteña. Tampoco la reacción opositora, que se abroqueló para rechazar su designación. Ni la queja pública de la AMIA, la DAIA y hasta el Centro Simón Wiesenthal.Pero sus movidas en la causa AMIA no son las únicas que están cuestionadas. En 2004, Palacios fue pasado a retiro luego de que se conociera una escucha telefónica en la que mantenía una amigable charla con Jorge Sagorsky, delincuente vinculado a la banda que secuestró y asesinó a Axel Blumberg, condenado a más de seis años de prisión. La Justicia luego lo absolvió. El nexo entre ambos era un comisario retirado, Carlos Gallone, de quien escribiremos más adelante, porque cumple un papel clave para entender la historia.Volviendo a Palacios, también estuvo denunciado por la salvaje represión durante los incidentes de diciembre de 2001 en Plaza de Mayo. Aunque el Fino estaba fuera de servicio, se hizo presente en la plaza para cumplir, según dijo, con un mandato “moral”. María Servini de Cubría le trabó un embargo millonario y lo procesó por “homicidio imprudente” contra cinco manifestantes, pero Palacios terminó zafando en una benévola interpretación del magistrado reemplazante, luego de que la jueza se apartara de la causa. Aquí, Palacios, aunque en libertad, continúa siendo investigado.¿Por qué Macri, pese a los escandalosos antecedentes del ex comisario, lo sigue respaldando?Una injusticia puede no tener explicación, pero nunca le faltan razones. Cada noche, Macri recuerda que el Fino Palacios, en 1991, fue uno de los policías que lo liberaron de la “Banda de los comisarios”, que lo mantuvo cautivo durante 15 días, cuando José Luis Manzano era el ministro del Interior. Los métodos no del todo lícitos aplicados aquella vez para rescatar al empresario y hoy jefe de gobierno porteño se tradujeron en un expediente por “apremios ilegales” que produjo un quiebre interno en la fuerza. Policía no investiga a policía. Y, mucho menos, lo somete a prácticas sólo reservadas a los “delincuentes”. No fueron pocos los que le recriminaron haber mandado a prisión a los rapto-comisarios, salvando su propia carrera profesional pero hundiendo la imagen de la fuerza.El primer premio de Macri fue nombrarlo como jefe de la seguridad de Boca Juniors. Ahora, con su designación al frente de la nueva policía porteña, el Fino Palacios siente que lo están reivindicando; y con él, a toda una policía “que se la jugó en los años de plomo”. Palacios es hijo de Moreno 1417, a una cuadra del Departamento Central de Policía. Allí hoy funciona la Superintendencia de Seguridad Federal, el nombre “democrático” del brazo político y represivo de la Policía de Capital conocido, a lo largo de décadas, como “Coordinación Federal”. No son los policías de calle: ese es el epicentro de un cuerpo de espionaje que supera en calidad y reunión informativa a la propia SIDE. De ese mismo lugar proviene el ya citado Gallone, tristemente célebre por haber sido inmortalizado en una foto donde abraza a una madre de Plaza de Mayo que, en realidad, lo había reconocido como el secuestrador de su hijo durante una manifestación.Gallone fue condenado a prisión perpetua el año pasado, por los delitos de “privación ilegítima de la libertad” y “homicidios” en los hechos de la Masacre de Fátima, el 20 de agosto de 1976. Ese día, 20 hombres y 10 mujeres fueron secuestrados por un grupo de tareas del I Cuerpo de Ejército y asesinados de forma brutal: después de fusilados, sus cuerpos fueron dinamitados. Fue en represalia por el bombazo de Montoneros en el comedor de “Coordinación Federal”.Gallone es el vínculo con Sagorsky, pero también con otro personaje oscuro del terrorismo de Estado: el temible coronel Alejandro Arias Duval. Un represor trágicamente eficiente que durante la dictadura intervino “Coordinación Federal” y usó los archivos de la fuerza para perpetrar la cacería de militantes revolucionarios y combatientes armados desde 1976. Su ejecutividad sanguinaria logró neutralizar la escasa operatividad en apenas un año. Gallone, el amigo de Palacios, era un personaje siniestro de extrema confianza de Arias Duval. De hecho, era el jefe de las patotas de “Coordinación Federal”, es decir, el encargado de atrapar a las futuras víctimas, muchas de ellas hoy desaparecidas.El Gato. Alejandro Arias Duval, el padre ideológico y operativo de toda una generación de oficiales jefes que hoy rodean a Palacios en la Policía Metropolitana, tiene 80 años. Figura en los archivos de la Conadep y será juzgado oral y públicamente este año. Comenzó su carrera en el Destacamento de Inteligencia 121, con jurisdicción en La Plata, y también paseó sus métodos por Entre Ríos, Misiones y Corrientes. Desde 2006 cumple prisión domiciliaria. Se le imputan 101 casos de “privación ilegal de la libertad” y “tortura”.Sin embargo, algunos de sus subordinados fueron rescatados por Palacios. Basta repasar el borrador del organigrama de la nueva fuerza:- Comisario general (R) Norberto Ramis, titular del Instituto Policial. Otro hombre de Seguridad Federal. Ingresó a la fuerza en el ’70. Llegó a ser superintendente de Interior, hasta que Beliz lo pasó a retiro. En tiempos de Arias Duval, fue oficial de Inteligencia en la Dirección de Delegaciones, donde elaboraba informes políticos y gremiales.- Comisario mayor (R) Osvaldo Chamorro, a cargo de la Dirección Administrativa. Abogado, Chamorro consolidó su legajo en la hoy denominada Superintendencia de Planificación y Desarrollo, a la que ingresó en 1977. En 2004 fue uno de los 107 retirados por el ex ministro del Interior Gustavo Beliz.- Comisario mayor (R) Eduardo Mario Orueta, a cargo de la Dirección de Seguridad. Entre 1977 y hasta 2002 dirigió la Escuela de Cadetes y el Cuerpo Guardia de Infantería. Su último destino fue la Dirección de Orden Urbano, que maneja los grupos de choque de la Federal. Orueta fue involucrado en la represión de diciembre de 2001.- Comisario general (R) Roberto Weschberg, al frente de la Dirección Científica y Técnica. Licenciado en criminalística, hizo carrera en la Superintendencia de Policía Científica. En 2006, junto a otros 20 efectivos de las áreas técnicas de la Federal, fue investigado por cobro de viáticos y horas extras inexistentes.El Fino Palacios también tendrá hombres de confianza hablándole al oído al jefe de Gabinete de Ministros, Horacio Rodríguez Larreta. Este tridente de asesores está integrado por los ex comisarios Miguel Ángel Ciancio, Osvaldo Capozzo y Norberto Bellini, todos ellos ex comisarios generales y ex jefes de Seguridad Metropolitana, que siguieron su actividad en el sector privado o prestando servicios para el gobierno porteño. Ciancio está vinculado a la firma JSA Security SA, y Capozzo, a Starseg SRL. En el caso de Bellini, en el ’99 fue interventor de la Dirección General de Habilitaciones y Verificaciones cuando Fernando de la Rúa aún era jefe de gobierno.La legislación vigente prohíbe la inteligencia interna. Por eso las áreas que realizan prácticas por el estilo suelen ser rebautizadas. La “Unidad de Auditoría” del Fino Palacios sería la encargada de hacer ese tipo de informes. Para comandarla suena el nombre de Gustavo Darío Morón, por varios años supernumerario del Cuerpo de Inteligencia de la Federal.Su estructura se divide, a su vez, en dos sectores:- “Asuntos Internos” (Contrainteligencia), que estaría a cargo de Miguel Mazzeo, cuñado de Morón y retirado de la fuerza como oficial de Inteligencia, donde en los ’70 revistó como miembro del Departamento de Asuntos Políticos, bajo el alias de “Macciopintos”, según informes que obran en poder de los organismos de derechos humanos. En “Asuntos Internos” lo asistiría la también oficial de Inteligencia Mónica Amoroso. En mayo de 2000, Amoroso quedó en evidencia como la agente secreta que por siete años se infiltró en el Partido Nueva Dirigencia, integrado entre otros por Beliz. Desde el Departamento de Asuntos Nacionales y sin revelar su doble identidad, Amoroso se casó con el fallecido legislador Miguel Doy, muy cercano a Beliz, además de ser su jefa de despacho.- “Asuntos Externos” (Inteligencia), que estaría al mando del comisario inspector (R) Carlos Misurelli. En dictadura, Misurelli revistó en “Coordinación Federal”, según investigaciones delos organismos de derechos humanos.La Argentina no es un país fácil para el consenso. Hay mayor entrenamiento para la disputa que para el acuerdo. Pero la AMIA, la DAIA, el Centro Simón Wiesenthal, Memoria Activa, Familiares de Víctimas, Aníbal Ibarra, Tito Nenna (kirchnerista), Juan Cabandié, las Abuelas, Madres y todos los bloques de la oposición de la Legislatura porteña coincidieron en algo: no es un hombre como Palacios el que puede estar al frente de una nueva policía.

Su historia huele a pasado.

Al peor.


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