domingo, 5 de julio de 2009

ARGENTINA EL MAYOR PROCESO INMIGRATORIO DEL MUNDO

Entre 1870 y 1914 Argentina fue el país que más inmigrantes recibió -europeos en su mayoría- respecto de la población local, y el segundo después de Estados Unidos, en números absolutos. La población creció cuatro veces y media: pasó de 1.736.800 habitantes en 1869 a 7.885.237 en 1914.
Terminadas las guerras interiores, conquistado el desierto y alambrada la pampa, desapareció el centauro indomable llamado gaucho y nacieron sus hijos de poca alcurnia: el peón de estancia en el campo y el compadre y el compadrito en el arrabal. Las enormes extensiones que esperaban ser cultivadas re querían mano de obra y se aceptó la tesis de Juan Bautista Alberdi: "gobernar es poblar”.
Pero es conveniente recordar que esta consigna no era nueva. Cuando se había iniciado el proceso de la Independencia los argentinos sumaban menos de un millón de personas. El país estaba vacío.
Ya el 4 de septiembre de 1812, se firmaba el primer decreto para el fomento de la inmigración; esa fecha se celebra ahora como el “Día del Inmigrante”, aunque pocos saben por qué. No hubo en América latina otro país tan decidido a recibir gente como la Argentina. En 1824 Bernardino Rivadavia creó una Comisión de Inmigración y destinó el antiguo convento de la Recoleta para albergar durante quince días a los recién llegados. En 1853 la flamante Constitución Nacional aseguró beneficios “para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”. En 1870 se inauguró el Asilo de Inmigrantes sobre la calle Corrientes, junto a los muelles. Y poco después Nicolás Avellaneda firmó la ley 817 de Inmigración y Colonización, por la cual los inmigrantes debían ser alojados durante unos días y ayudados a conseguir trabajo.
Marcos Aguinnis, en 'LA CANTERA MIGRATORIA', escribió:
“En la época de la Independencia, apenas sumábamos unas cuatrocientos mil personas. Pero el censo de 1914 nos reveló crecidos ¡hasta los 8 millones! Ingresaban por año más de 90.000 almas, cifra sin precedentes par un conjunto receptor tan reducido. Era una oleada que hizo trepidar los cimientos políticos, económicos y culturales del país”.
Además de ser la Argentina el país que más inmigrantes recibió, en términos relativos, tiene otro record: el de los inmigrantes que se vuelven a su país de origen. Aguinnis señala:
“Algunos españoles e italianos retornaron al puerto de Buenos Aires luego de visitar el nostalgioso terruño y llenar de obsequios a los parientes pobres que allí quedaban. Entre el ir y el venir, sólo la mitad de los inmigrantes prefirió quedarse en Argentina. TENEMOS QUE DIGERIR ESE AMARGO DATO: ALREDEDOR DE TRES MILLONES DE INMIGRANTES, AL CABO DE INSOPORTABLES PENURIAS, SE FUERON PARA SIEMPRE”.
Por otro lado, en los EE. UU., por ejemplo, se presupone que los inmigrantes quieren hacerse ciudadanos cuanto antes. Los sentimientos populares en este sentido son tan fuertes que incluso los turistas pueden ser molestados por personas interesadas en saber cuándo piensan en transformarse en buenos norteamericanos. Esta actitud no es la argentina. De los más de seis millones de inmigrantes que vinieron para quedarse entre 1860 y 1930, sólo uno de cada veinte –una proporción irrisoria- se naturalizó.

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