martes, 25 de mayo de 2010

El Bicentenario cerró con una histórica fiesta popular

Más de dos millones de personas le dieron un marco extraordinario a la conmemoración del nacimiento de la Patria. Despliegue artístico y fervor popular.

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El Cabildo fue una gran pantalla en la que se proyectaron los momentos más importantes de nuestra historia política y cultural (DyN)
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Los festejos del Bicentenario de la revolución argentina culminaron anoche con la participación de unos dos millones de personas sólo en Buenos Aires, sede del acto central al que asistieron siete presidentes de América Latina.

Uno de los actos centrales del festejo fue la inauguración de la Galería de Patriotas Latinoamericanos, en la Casa de Gobierno, que incluye retratos de Ernesto 'Che' Guevara, el ex presidente chileno Salvador Allende y el obispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, entre otros.

"Aquí están todos: nuestras grandes victorias y también algunos amargos fracasos. Pero sin los unos ni los otros, tal vez hoy no estaríamos conmemorando el Bicentenario", dijo la presidenta Cristina Kirchner.

En la ceremonia participaron los mandatarios Luiz Inacio Lula Da Silva (Brasil), Hugo Chávez (Venezuela), José Mujica (Uruguay), Evo Morales (Bolivia), Sebastián Piñera (Chile), Rafael Correa (Ecuador) y Fernando Lugo (Paraguay), además del depuesto presidente hondureño Manuel Zelaya.

La prensa cifró en unos dos millones los asistentes a los festejos.

Kirchner y los jefes de Estado sorprendieron a la multitud al desplazarse a pie hasta el histórico Cabildo, centro neurálgico de la revolución de Mayo.

Allí observaron un impactante espectáculo 3D proyectado sobre la fachada del renovado edificio y luego continuaron caminando varias cuadras hacia el palco desde donde siguieron el desfile central, dirigido por el vanguardista director teatral Diqui James, con 2.000 artistas, entre actores, acróbatas y músicos.

Desde los balcones, se iba multiplicando la presencia de espectadores ocasionales que aprovecharon las últimas horas del Bicentenario para desplegar sus banderas con los colores de la Patria para alegrar el desfile artístico.

La llegada de los inmigrantes a la Argentina estuvo representado por un barco antiguo de gran proporción llamado "Doscientos", desde donde saludaban ciudadanos europeos que vinieron al país a buscar un mejor futuro. Esta escena se combinó luego con el éxodo jujeño, el cruce de los Andes con mulas y caballos, y una representación de la vida en el campo, acompañada por música folklórica, gauchos y hasta un humeante asado con costillar y chorizos incluidos que captó la atención de los presentes.

El desfile estuvo encabezado por una mujer envuelta en los colores celeste y blanco, con una corona de laureles que personificaba la Argentina y que simulaba estar volando a través de un sistema de arneses que la mantenía suspendida en el aire. Los héroes de Malvinas y las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo también quedaron plasmados en este desfile, junto a la representación de una Constitución Nacional entre llamas, que buscó simbolizar los distintos golpes de Estado que se sucedieron a partir de 1930 en el país.

La llegada de Juan Domingo Perón al poder fue otra de las estaciones del desfile, para dar lugar después a la recreación de la década del 60, a través del impulso a la industria que fue interpretado por un grupo de actores que simulaban estar en una fábrica junto a un automóvil Siam Di Tella y heladeras de la antigua marca.

La masiva actividad que comenzó a anticipar el cierre de los cuatro días de festejos sirvió además para dar valor a los distintos momentos históricos que, junto a la muestra que se realizó en el Cabildo, fueron un buen resumen del Bicentenario.

"No intentamos hacer un relato de la historia sino un gran espectáculo en donde todos los argentinos se vean reflejados", dijo Diqui James, el director teatral del grupo Fuerza Bruta, responsable de la espectacular puesta.

El desfile tuvo momentos de júbilo, pero también de fuerte impacto como el dedicado a los golpes de Estado con una enorme Carta Magna que se incendió a los ojos de público suspendida a 10 metros de altura, ante el espontáneo "Nunca Más" de los manifestantes.

Un momento de alto impacto fue el homenaje a las Madres de Plaza de Mayo, en los que mujeres con pañuelos blancos iluminados en la cabezas giraron en una estructura metálica gigantesca, ante cortinas de agua en las que se proyectaban imágenes de la represión durante la dictadura.

También hubo homenajes a los pueblos latinoamericanos y a los inmigrantes venidos a principios de siglo representados por la carcaza de un buque de 30 metros de eslora que 'navegó' con cientos de 'inmigrantes' abordo.

Unos 200 'soldados' marcharon exhaustos con sus viejos fusiles al hombro bajo una lluvia torrencial que caía desde una grúa a varios metros de altura.

A su paso se escucharon ráfagas de ametralladoras y todos los hombres cayeron, en representación de los 648 argentinos muertos durante la guerra con el Reino Unido por las Islas Malvinas.

Pero también hubo fiesta y para ello pasaron carrozas que rindieron homenaje al tango con decenas de músicos y bailarines, otra al folklore y una especialmente dedicada a la carne argentina donde gauchos cocinaron a su paso "la más sabrosa carne del mundo".

El cierre estuvo a cargo de una caravana murguera a la que se plegó la multitud que desde temprano colmó las calles por donde pasó el desfile y sirvió de broche de oro a los festejos populares por el Bicentenario argentino.

Después, la Presidenta ofreció a los presidentes extranjeros e invitados oficiales una cena en la salón Blanco de Casa de Gobierno.

Distribuidos en 23 mesas, los 200 invitados a la cena fueron agasajados con un menú compuesto por cordero patagónico regado con vinos Malbec y Chardonnay de la bodega Luigi Bosca y champagne para el brindis final. En la mesa principal, la Presidenta compartió con sus pares Hugo Chávez, José Mujica, Sebastián Piñera, Lula da Silva, Rafael Correa, Fernando Lugo y Evo Morales. Agencias AFP y DyN

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