miércoles, 21 de octubre de 2009

Ser « gringo » en Buenos Aires (1880-1914)Historia de los inmigrantes europes en argentina


Ser « gringo » en Buenos Aires (1880-1914)
Raúl Illesca
1Emigrar no es, en ninguna época ni lugar, una decisión sencilla. Es una suma de situaciones contradictorias conformadas por diferentes condiciones: de escepticismo con respecto al lugar de origen, de razones políticas o económicas, de ilusiones de lo “por venir”, de sueños incumplidos que se materializarán en una nueva geografía. Está también siempre agazapado el fantasma del fracaso.
1 Este trabajo fue realizado para el Seminario de Doctorado: Estudios sociocríticos. La epigrafía (...)
2Ortega Munilla, en un libro de viajeros de fines del siglo XIX1, expone de modo muy ilustrativo, la situación del emigrante que llegaba a América.
La emigración es un sueño, un delirio, una fiebre que la medicina puede estudiar. Sus síntomas son ver en sueño un país dorado por el sol, rico de una vegetación virgen y enmarañada, donde se cuenta por miles de duros, y se gana una fortuna en el tiempo en que aquí se gana, cuando se gana, una peseta. La patria, aparece á sus ojos como la amante desdeñada. Ese país de oro es como a novia de una noche de mayo... El enfermo de fiebre emigradora entristece; tenazmente se apodera de su alma la sombra. Él es aquí pobre, mísero; allí será rico. Aquí anda á pié; allí andará en una carroza. Aquí regatea los ochavos; allí desperdiciará los centenes. Llega el período rico de la fiebre. El enfermo se va. Un vapor será el caballo cavileño da la aventura. Ciegos de ilusiones como el hidalgo, espoleará los costados de madera del caballo para llegar pronto. Y al huir de su patria se despide ella, agitando un pañuelo que mariposea hasta desvanecerse en último adiós, como un ave que muere volando.
3La inmigración que se produjo en la República Argentina no escapa a ninguna de estas razones y condiciones. Buenos Aires representaba para los inmigrantes la posibilidad de cristalizar todos los sueños y aspiraciones a esa vida que buscaban afanosamente. “La Gran Aldea” de 1880, la “París de América del Sur” era en su imaginario el “Norte” tan buscado.
2 Garzón, Tobías Diccionario Argentino, Barcelona, Imprenta Elzeviriana de Borrás y Mestres, 1910.
4Por este motivo llegan masivamente, europeos de diferentes nacionalidades dispuestos a “hacer la América”. Tobías Garzón en su Diccionario Argentino2, define:
AMÉRICA.- Hacer uno la América. fr. Arg. Enriquecerse, labrarse una fortuna en la América un extranjero que ha venido pobre á ella.
3 Ciudad de Buenos Aires, Censos Municipales de. 1904 y 1909. Y República Argentina, Censo Nacional (...)
5La voz no define un continente, no hay precisiones geográficas; se puede inferir, en cambio, que el espacio posee las condiciones necesarias para alcanzar determinadas expectativas y, en segundo lugar, la condición económica de quienes llegan a Buenos Aires con esos fines. Además, y como complemento de esto último, la “empresa” tiene un carácter individual (Según los registros de los distintos censos nacionales y municipales3, el 73% de los emigrantes eran hombres y la mitad de ese porcentaje eran solteros, entre 15 y 30 años).
6A partir de estas afirmaciones, el trabajo se propone leer la condición del inmigrante italiano durante el período 1880-1914.
7Hay razones y condiciones que lo diferencian del resto de los extranjeros que hicieron de Buenos Aires, la “Babel de Sudamérica”.
8Se puede decir que las primeras tienen directas relaciones con la actitud que el estado italiano le solicita al ciudadano italiano, y las segundas con la recepción con que se encuentra el representante de esta nacionalidad.
4 G. Ceppi adopta el seudónimo de Aníbal Latino, y escribe Tipos y costumbres bonaerenses, en 1886.
9Las razones pueden explicarse a partir del Manualle dello Emigrante Italiano all’Argentina, de Giussepe Ceppi4, editado en Buenos Aires, en 1900, como estrategia de la política inmigratoria del Gral. Julio Argentino Roca, por aquel entonces, presidente por segunda vez, de la República Argentina.
10En sus páginas se declara lo siguiente:
Un consejo y una noble exigencia: Usted debe favorecer las importaciones de origen italiano; comprar solamente, cuando sea posible, nuestros artículos. Si así se hicieran todos los súbditos de cualquier país, el artículo italiano bajaría de precio y, mientras favorece a su patria, se favorece usted mismo.
11El reclamo, en el caso de este manual, se hace desde una visión patriótica; el uso del pronombre “nuestro” que reviste un nosotros inclusivo, niega al proceso inmigratorio esa característica de desarraigo que significó abandonar el lugar de origen. “Donde vaya usted seguirá siendo italiano”, parece decir esta publicación estatal itálica.
12La otra cara de la situación es el modo en que fueron recibidos los italianos. Y aquí juega un papel decisivo la lengua, la “Babel sudamericana” fracasará o, por lo menos, su clase dirigente reconsiderará el proyecto multicultural; y a diferencia de la torre bíblica, no hay un Dios que confunde las lenguas, sino una decisión política–ideológica de la clase dominante que, rápidamente se plasma en la población porteña.
13De este modo, los recién venidos fueron segregados, nombrados por una nacionalidad que en la mayoría de los casos no daba cuenta de su lugar de origen: rusos, polacos y judíos fueron los “rusos”; árabes y armenios formaron el conjunto de los “turcos”; los españoles, en general, “gallegos” y los italianos, como “tanos” o “gringos”.
5 Aunque en este punto es imprescindible señalar una diferencia esencial entre el sueño sarmientino (...)
14Como se verá, esta forma de segregación lingüística engloba a la inmigración que no estaba en los planes de Sarmiento, ni de Alberdi y ni de la Generación del ´805.
15No se verifica calificación peyorativa aunque sí un apelativo burlón para el francés o para el inglés, a quienes se denominarán “franchutes” y “misters” o “misteques”, respectivamente. La diferencia respecto del italiano radicó en la posición social que estas dos comunidades ocuparon, de inmediato, en Buenos Aires.
16La noción de lengua jugará, entonces, un papel fundamental como un patrimonio que se asimila al de nacionalidad. Reaparecerá la figura del “gaucho” con un perfil épico inusitado, frente al “extranjero”, que no estará dada por su identidad o país de origen, sino por su forma de hablar, por su incapacidad de comprender y comunicarse.
17Puede decirse que, salvo el español, el resto de los inmigrantes formarían el conjunto de los “incapacitados” para relacionarse, es decir, para integrarse a una sociedad con condiciones económicas y proyectos. Sin embargo, fueron los italianos los que sufrieron una segregación explícita. Fueron los “tanos” que, sin saberlo, se enfrentaron al “criollo”.
6 Ciudad de Buenos Aires, Censo Municipal de... 1909.
18Hay una razón que puede explicar esta forma de marginación: las comunidades española e italiana fueron las que llegaron masivamente, frente a las minorías migratorias de otros países europeos. La afirmación, aunque reiterativa, no es menor. Ya en vísperas de El Centenario, en 1910, la ciudad de Buenos Aires reconocía una población extranjera del 46%, porcentaje del cual, prácticamente la mitad eran italianos y un 25%, españoles6.
7 Armus, Diego: “Mirando a los italianos. Algunas imágenes esbozadas por la elite en tiempos de la (...)
19De manera muy perspicaz, Diego Armus lo señala en su trabajo: “Mirando a los italianos. Algunas imágenes esbozadas por la elite en tiempos de la inmigración masiva”7.
Sea por la fuerza de las cifras -más de seis millones de inmigrantes y algo más de la mitad de ese total radicado en forma definitiva-, sea por su significación en la vida cotidiana -desde el idioma hablado en la calle a las comidas-, tales comentarios revelan cuánto y cómo el fenómeno inmigratorio impregnó la Argentina inmigratorio. Se trata, en verdad, de referencias que dan cuenta de las lecturas y anotaciones con que algunos grupos de la elite discutieron los avatares y consecuencias de un impacto inmigratorio que, a un mismo tiempo, conformaba y alteraba a la sociedad toda.
Como inocultables evidencias algunas veces, como sugerencias apenas insinuadas otras, ese desordenado cuadro de imágenes y enfoques casi siempre expresó una parte del mundo, el interpretado o directamente vivido por quienes de uno o de otro modo se proponían dirigir la vida de la gente. Profesionales, políticos, funcionarios públicos de jerarquías, ensayistas, en fin, personajes vinculados en distinta medida al Estado o a los poderes fácticos, reflexionaron sobre la realidad poblacional y en ciertos casos sugirieron políticas demográficas.
20Así quedó conformada y manifiesta la oposición “Criollo” / los distintos “gentilicios” que designan al recién llegado, al extranjero. En especial respecto del italiano.
8 Díaz Salazar, Diego: Vocabulario Argentino, Neologismos: refranes. Frases familiares & usados (...)
21Díaz Salazar en su “Vocabulario Argentino8” (1911), organiza mediante la lengua una segmentación social:
Criollo, lla. Adj. Nacional; propio y peculiar de la Argentina.
Criollismos.m. Los criollos tomados en general. // Palabra, frase o giro peculiar de la Argentina.
Gallego, ga. S.m. y fem.fam. Español, cualquiera sea su lugar de nacimiento. Sólo se puede hacer una excepción cuando se trata de vascongados, a los que no se les llama, ni gallegos, ni españoles sino vascos.
Tano, nas.m. fam. Napolitano
Gringo, gas.m. y fem. fam. Aplícase a los extranjeros que hablan mal la lengua castellana. Dícese especialmente de los italianos.(las cursivas son mías).
9 Ya José Henández en el Martín Fierro daba cuenta del italiano, por ejemplo en: “Era un gringo (...)
10 Las estadísticas de analfabetismo entre los italianos que arrojan los distintos censos son las (...)
11 Eran agricultores el 28%, jornaleros, el 26%; albañiles y cocineros sumaban un 2%; igual (...)
12 Romero, José Luis: Breve historia de la Argentina, Buenos Aires,1979.
22A partir de este momento -en este trabajo- “gringo”9 es sinónimo de “tano”. Así el inmigrante italiano fue segregado por y desde la lengua. Aunque no fue el único motivo esta situación; la otra circunstancia que es necesario sumar es el aluvión “gringo”, analfabeto10 en su gran mayoría, que conformaba un colectivo dispuesto a cualquier forma de trabajo, con profesiones precisas11. Trajeron incluso, hasta una conciencia de gremio. Fue entonces cuando el trabajo agravó el enfrentamiento entre “criollos” y “gringos”. José Luis Romero lo explica con claridad en Breve historia de la Argentina12.
Aquella situación era explicable, porque el inmigrante comenzó a crear una economía en la que él predominaba, y quebraba con ella el sistema de vida en la que la masa criolla podía conservar su humilde dignidad y el modesto goce de su espontánea vida espiritual. Pero, puestas en contacto las dos formas de vida económica, la derrota era inevitable para la tradicional, el triunfo seguro para la nueva; de modo que fue despertando cierta hostilidad, que el criollo ponía de manifiesto en el sordo menosprecio con que llamaba gringo al inmigrante; porque, en efecto, el inmigrante desplazaba al criollo y creaba un nivel de eficacia económica que situaba a éste último en una posición inferior en lo económico, y, muy pronto, en lo social.
13 República Argentina, Tercer Censo Nacional de ... 1914, 10 vols. (Buenos Aires, 1916 – 4: 3-6).
23El Censo Nacional Argentino de 191413 ayudará a comprender lo anteriormente afirmado: el temor manifestado por la clase dirigente, pocos años antes. Ya celebrado El Centenario hay cifras lo suficientemente significativas.
14 La circunscripción 1°correspondía en el plano de la ciudad, a la sección 14°, denominada San (...)
15 Bordi de Ragucci, Olga: Cólera e inmigración 1880 –1900, Editorial Leviatán, Buenos Aires, (...)
24Los italianos poseían el 32% de todas propiedades urbanas en la ciudad de Buenos Aires. Pero el 41% de aquel porcentaje se concentraba en la circunscripción 1°14. (Zonas abandonadas debido a la fiebre amarilla de 1871 y a la epidemia de cólera de 1886, durante la presidencia del Dr. Juárez Celman.15).
25Se puede hablar entonces, de un menosprecio en un sentido amplio, que en el caso del italiano se verificará como forma de xenofobia en la vida cotidiana y en algunas obras literarias de la época. Como ejemplos bastarán mencionar los textos de Antonio Argerich: “¿Inocentes o culpables?” (1884), cuyo protagonista es Giuseppe Dagiore, de profesión fondero, que reúne las peores actitudes del “gringo”. Y en “En la sangre” de Eugenio Cambaceres (1887), cuyo protagonista Genaro, aunque argentino, mantiene y perfecciona los vicios de sus padres italianos, herencia que puede leerse en clave naturalista.
16 Latino, Aníbal: (1886) “ Buscando casa”, en Tipos y costumbres bonaerenses, Hypamérica, (...)
26Los italianos no poseen la lengua española ni el capital económico, razón por la cual son desplazados social y hasta geográficamente. Dicha situación la atestigua Aníbal Latino en uno de los tantos cuadros costumbristas que presenta como mero observador, en “Tipos y costumbres bonaerenses16”.
Un día me hallaba de visita en casa de una señora, dueña de una casa situada en la calle Maipú entre las de Corrientes y General Lavalle, desalquilada en aquel entonces. Cuando más distraídos estábamos, la sirvienta vino á decir que unos forasteros preguntaban por la casa.
- Hágalos pasar para el gabinete. Con permiso de vd., señor Latino; vengo al instante.
- Ud. es dueña, señora.
- Y como quiera que mi espíritu, al parecer reposado y tranquilo, pero en realidad turbulento é inquieto, no me permite estar ocioso dos minutos en parte alguna, levanteme detrás de la señora y me aproximé á la puerta del gabinete que estaba contiguo, para ver la catadura de los buscadores de casa. Cuando vi un hombre ya más que maduro, con sombrero de paja y vestido claro -estábamos en riguroso invierno- quemado por el sol, denunciando su travesía por el Océano; una señora que pudo y debió ser algo más simpática en algún tiempo, con un sombrero que estuvo de moda hace diez años atrás, y un traje que revelaba los adornos y combinaciones de la modista casera, y por último una niña de unos doce ó trece años, rubia y bella, pero no mucho más lujosamente, ni propiamente ataviada que sus padres, estuvo por soltar la carcajada, adivinando que esa gente novicia venían creyendo con la mayor candidez que se quedarían con la casa. Juzgué más provechoso, sin embargo, aplicar el oído, y enterarme de la conversación que referiré con su sabor original...
- Veniva por quella casa que lei ha nella calle Maipú – dijo mezclando al italiano las pocas palabras castellanas, que ya aprendido.
- Creo que no le convendrá el precio -contestó la señora ya escamada y adivinando, como yo, el error en que estaban aquellos italianos.
- Ma, chi sa... Che prezio ha?
- Noventa nacionales al mes.
- Novanta nacionales sono... ¿ma dica, non sono come quattro cento cincuanta francos...?
- Una cosa así.
- ¡Ma scusi, lei si equivoca, sicuro! ¿Debe voler dire all´anno?
- No, señor, al mes; por eso le dije que no le convendría. En Buenos Aires son muy caras las casas.
- Per Dio Santo!...exclamó el italiano mirando asombrado á su mujer y á su hija.
- A este punto no pude contener la risa y retíreme un poco para soltarla á mi gusto.
- No, non ci conviene - y se fueron.
- Me he acordado que á las dos y media tenía que asistir á una reunión y ya son las tres menos cuarto, doña Luisa. Otro día vendré más despacio. – Y salí detrás de ellos.
- Sacramento -iba diciendo mi hombre por la calle- ma non é possibile. Quella signora dev´essere troppo rica, ó non ci siamo piacciutti e per ció ci ha chiesto cosí raro.
- Pero vieron otras casas, y debió repetirse en todas la misma escena, á juzgar por las exclamaciones que yo les sorprendía al salir de ellas, porque empeñado en saber el resultado de aquellas pesquisas, seguíalos de lejos, aproximándome sólo cuando los veía salir de alguna casa. A medida que iban convenciéndose de su inocencia y de su engaño, iban alejándose del centro de la ciudad, en la suposición y esperanza de hallar en las afueras la anhelada baratura; pero por más que llegaron hasta Almagro, no pudieron acomodarse en parte alguna. Entonces, desandando poco á poco el camino, la emprendieron con las piezas: empezaron con tres, luego buscaron dos y por último, desesperados, rendidos, desfallecidos, dados á todos los diablos, renegando de América, se quedaron con una, cerca del mercado de Rivadavia en una casa de no muy buen aspecto, de esas que son un término medio entre los conventillos y las casas de familia de la clase media.
- Casos como este, ó parecidos, podría referir muchos.
27La cita, aunque extensa, ilustra la situación del ”gringo” en esta doble situación lingüística-económica.
28Para finalizar -sin olvidar el arco temporal 1880-1914-, y teniendo en cuenta que la propuesta excede las posibilidades de este trabajo, se puede concluir que los italianos fueron segregados por la carencia de dos capitales fundamentales. El capital económico que los limitaba desde la llegada a estas tierras, y que consiguieron -como el resto de las comunidades- con trabajo y sacrificio y e l capital lingüístico que no lograron adquirir sino a medias.
17 Garzón, Tobías: op.cit.
29Esto hizo sumar sumar a la incipiente cadena semántica denigradora, las voces “cocoliche” y “bachicha”. Tobías Garzón17 las define como:
Bachicha. s. m. fam. Arg. Extranjero ordinario, de baja estopa y que no es español. Dícese particularmente de los italianos. Tiene mucha afinidad este nombre con el tano. u.t.c.adj., calificando a gringo como expresión de encarecimiento.
Cocoliche. adj. Arg. Perteneciente al cocoliche.// s.m. Arg. Lenguaje híbrido que usan los extranjeros, particularmente los italianos ignorantes de nuestra lengua, en el que emplean voces muy incorrectas, macarrónicas y heteróclitas. // fam. Arg. Italiano18 que habla de este modo. (El subrayado es mío).
Para citar este artículo
Referencia electrónica
Raúl Illesca, « Ser « gringo » en Buenos Aires (1880-1914) », Amérique Latine Histoire et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 4 2002, [En línea], Puesto en línea el 20 mai 2005. URL : http://alhim.revues.org/index512.html. Consultado el 22 octobre 2009.
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EN 1914 MAS DE LA MITAD DE LOS HABITANTES DE ARGENTINA ERAN EUROPEOS!
EN 1914 MAS DE LA MITAD DE LOS HABITANTES DE ARGENTINA ERAN EUROPEOS!?
Casi la mitad de la población total de Buenos Aires en 1914 era extranjera. En un comienzo la demanda de mano de obra no era especializada pero con el desarrollo de la economía, mas obreros ferroviarios y portuarios y comerciantes e industriales era requeridos. Los subsidios de los pasajes de vapor, los salarios más elevados que en Europa y la alimentación más barata que ofrecía la Argentina hizo que muchos inmigrantes lograran una considerable movilidad social.
http://soko.com.ar/CBC/Soc_est/sociedad_y_estado_Luchini.htm
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